Parte VII

Julia & yo nos pusimos de acuerdo para hacer las cosas bien. Basta de dejar pasar dos meses para empezar.
Teníamos las siguientes posibilidades;
- Leticia estaba muerta, ya sea por suicidio o asesinato.
- Leticia seguía viva, pero estaba por morir.
- Leticia tenía algo que ver con la vieja & se olvidó el diario en su casa.
- La vieja le robó el diario.

Lo que nos quedaba por hacer era enterarnos un poco más sobre la corta vida de Leticia, asi que en pocos días terminamos de leer el diario.
No había nada demasiado importante. No había ninguna dirección, pero hablaba de una tal Cecilia en varias ocaciones.
Parecía no ser más que una conocida que a veces le caía bien y a veces no.
Con todo el crímen entrando y saliendo de mi cabeza como si fuera un eco insoportable no me podía terminar de concentrar en la escuela.
Lo único que sabía era que mis compañeros nuvos de este año eran tan idiota como en los años anteriores.
Y entonces escuché una voz familiar. Al parecer Julia también, porque nos dimos vuelta al mismo tiempo & lo vimos.
El chico de la calle 383, con los brackets color rosa. Se le llenaban los ojos de lágrimas con las reiteradas burlas.
Julia lo llamó. Qué cara dura.
Él levantó la vista y la saludó con la mano.
Más de la mitad de la clase se sorprendió. Supongo que habrán tenido envidia, Julia es, según yo, la más linda del grado.
Y estaba llamando al freak para hablar.
Se acercó a nosotras sonriendo.
- Hola, qué raro verlas acá.
- No tanto, es una escuela. - Le dije lo más antipática que me fue posible.
- Yo soy Julia, ella es Jude.
- ¿Jude? Como el tema de The Beatles. Yo soy Luciano.

Tatiana nos (Mejor dicho ME) salvó de seguir hablando con el chico nuevo.
Julia los presentó. Y creo que lo que quedó de la mañana solo escuché cómo fue que Saya y Diva eran hermanas, las reinas de los vampiros, y que debían matarse una a la otra.
Supongo que asi funciona la monarquía. (Veace Blood+)
El nuevo me calló bien. Sabe de animé, además de matemática, física, química y películas de ciencia ficción como Star Wars y Volver al futuro.

Parte VI

Eran las 5 de la mañana y yo todavía no podía dormir. Habían pasado dos meses, y en resúmen, ni Julia ni yo teníamos idea de cómo seguir,
Asi que guardé el diario de Leticia sin siquiera haber leído la segunda página. Como sea, dentro de dos horas tenía que ir a la escuela y todavía no había dormido nada.
A penas sonó el despertador lo apagué y pensé 15 minutos antes de levantarme. Me vestí, odié el uniforme, agarré mi mochila, y bajé a desayunar. Como siempre, se me estaba haciendo tarde.
Asi que tomé rápido el café con leche y salí. Caminar hasta la escuela.
La escuela fue exactamente lo mismo que los años anteriores. Me senté con Julia y ninguna de las dos tocó el tema.
Una hora antes de irnos me dijo;
- ¿Qué vamos a hacer Jude?
- ¿Qué vamos a hacer con qué?
- Ya sabés con qué.. No te hagas.
- Nada Julia, qué querés que hagamos.
- Ya empezamos con esto. Sabemos que hubo un asesinato y un suicidio. Y sino que lo podría haber. ¿En serio no leíste el diario?
- Leí la primera página, nada más. No pensé que te iba a emocionar tanto.
- Tengo ganas de saber, no tiene nada de malo. ¿Dónde está el diario?
- Lo tengo en la mochila.
- ¿Te quedás después de la escuela?
- No quiero estar acá, vamos a la plaza y lo vemos.

Otra vez a lo mismo. Respiré, llena de nervios y lo abrí.

21/3 Diario de Leticia

Otra vez me peleé con mi mamá y con mis hermanas. No aguanto más, me quiero ir. Estuve pensando que si me voy de mi casa puedo ir a la papelera abandonada que hay cerca de acá.

- Esto es re trágico, Julia. – Comenté.
- Shh, callate y seguí leyendo.

Julián me dijo que no sea tonta, que me quede en mi casa
No se qué hacer. Estoy segura de que a él le duele todo esto, pero qué, ¿Tengo que estar mal yo para que los demás estén felices? ¿Es asi?
Yo ya lo decidí. Me voy a ir, quiero desaparecer. Le pedí a Julian que se escape conmigo… Y me respondió que no podía dejar todo. ¡Cómo si tuviera algo!
Sin volver a pensarlo guardé todas las cosas y esta noche me voy.

Julia & yo estábamos tan concentradas que nos sobresaltó la voz de un chico.
Qué patético. Era el típico nerd estadounidense con brackets y anteojos. Creo que hasta tenía una remera de Capsule Corp. (Corporación Cápsula, vase Dragon Ball) Nos preguntó el nombre de la calle & si sabíamos cuál era la 383. Después nos agradeció y se fue.

- No se qué pensar Julia, ¿Por qué el diario terminó en la casa de la vieja si ella se escapó?
- Tenía linda sonrisa ¿No?

Julia seguía mirando con cara de boba como se alejaba el chico de la calle 383.

Parte V

Yo, que soy la más estúpida me olvidé. ¿Qué podría pasar? Me estoy muriendo de miedo en este momento. Pero nadie sabe que fuimos nosotras, nadie sabe que fui yo.
Si les cuento lo que pasó, entonces seguro me van a entender. Tengo que contar todo lo que pasó durante estos cuatro días que no escribí a causa de Navidad, Fin de año, Año nuevo, la inflación y el cambio de horario.
El día que fuimos a la casa de Helena, volví a las 9 y algo a mi casa. No había nadie. Estaba mi hermanito, Alex.
-Y mamá y papá?
- Se fueron.
- ¿A qué hora se fueron?
- No se, como a las 6.
- Ah... ¿Y dijeron algo? De mi, digo.
- No..
- ¿No preguntaron?
- No.
Bueno, genial. Tengo que admitir que a veces me gusta ser la Nadiemeprestaatención. Miré mi celular. Ni siquiera una llamada perdida, ni siquiera un mensaje.
Un remolino de emociones me sacudió el cuerpo, me quemó la cabeza. Estaba feliz y a la vez enojada de que mis papás no hayan preguntado por mi, estaba nerviosa por lo que había pasado a la tarde, tenía miedo.
No entendía nada.
Cuando llegó mi mamá, me dijo que la ayude a preparar la comida para el 24.
Yo estaba tan concentrada en otra cosa que me corté y me sangró. Me lavé y me lo vendé. Estaba tan distraída que me quedé pensando.
- Qué, ¿Te duele mucho?
- No.. No.. me.. duele. - Dije mirando para otro lado.
- ... Ah... como te mirabas tanto.
Terminé y me fui arriba. Lloré.
Al otro día era navidad y yo me iba a ir a la casa de mi abuela. Mi abuelo no iba a estar.
Recordé una conversación.
- Así que te vas a la casa de tus abuelos.
- Yo no tengo abuelo.
Me sorprendí. ¿Cómo hice para decirlo tan firme, tan segura, tan irónica? Cómo si lo que quisiera hacer fuera con mala intención.
No lo se. Otra vez me encerré en mi bendita pieza. Ahi todo todo lo que había era mío, las paredes escritas, los dibujos pegados, los libros. Todo.
Me sentía realmente protegida ahí. Entonces abrí mi mochila para empezar a escribir todo.
(Desde lo de la conversión que escuchamos accidentalmente escribo todo) Y entonces lo vi.
Repito, no puedo ser tan estúpida. Ahí seguía ese diario. El otro, el que no era el mío.
El diario de Leticia.
Creo que lo miré por lo menos 10 minutos, hasta que me decidí y lo abrí.

Soy Leticia Montanolli, no tengo más de 15 años. Y estoy enamorada.
No es ese un problema de gran importancia, pero lo es cuando uno se pone a pensar que mis padres son demasiado protectores y con 15 años de edad lo más atrevido que hice fue viajar en colectivo con una amiga hasta Capital.
Nota mía: Waw, si que la sobreprotegían.
Mi problema con mi enamorado comenzó cuando yo, tuve problemas psicológicos. Algo parecido a la epilepsia. La otra tarde estabamos acá, en mi casa. Tuve un ataque. Casi lo asesino por accidente.

No lo puedo creer. ¿Qué hago?

Parte IV

No sabíamos por dónde empezar. Ya tenía el diario en mis manos. Miramos a nuestro al rededor.
Las paredes que en algún momento habían sido blancas estabas a penas adornadas con unos cuadros muy antiguos. La mesa en el medio del comedor, con tres sillas al lado.
Algunas ventanas, a la misma altura que por la que habíamos entrado, y solo una puerta más; Nuestra única opción.
Entramos y para nuestra sorpresa no era más que el baño. Julia y yo nos miramos, y sin decir nada guardé el diario en mi mochila y empezamos a revisar.
Abrimos el botiquín, miramos detrás de la cortina. Sinceramente no se qué esperábamos encontrar ¿Un cadáver ahi nomás? No tendría sentido.
Julia espió por la cerradura y cuando estuvo segura de que no había nadie salimos. Todo seguía igual.
Entonces llegó a mi cabeza esa ocurrencia que tal vez no tendría que haber llegado. Si queríamos averiguar algo más, tendríamos que salir por la misma puerta por la que vimos entrar y salir a la vieja.
(Julia y yo la apodamos Helena para no decirle "La vieja" a cada rato.) En fin. Primero pegamos los oídos contra la puerta... No se escuchaba nada. Abrimos la puerta despacio.
Estabamos tan nerviosas que hasta el ruido de un alfiler podía sobresaltarnos. En mi cabeza, me imaginaba a Helena sorprendiéndonos, nuestra cara, si es cierto que ellatenía que ver con un asesinato, podría matarnos a nosotras también. Entonces me di cuenta ¿En qué me estaba metiendo? ¿Realmente estaba involucrándome con asesinos y suicidas?
Julia terminó de abrir la puerta, y ya había empezado a caminar hacia el interior del salón que a penas tenía unos sillones gastados y unas lámparas a las que les faltaba urgente una limpieza.
- ¡Jude! ¿Estás esperando a que Helenita nos vea? Dale mi amor, ¿Te podés apurar?
Tardé unos segundos en asimilar lo que me decía y corrí hasta quedar al lado suyo.
No se escuchaba ningún ruido, como si de repente todo se hubiera desvanecido. Nosotras caminábamos, con cuidado… Creo que estaba tan nerviosa que hacía un esfuerzo sobrehumano por moverme.
Un maullido estremecedor hizo que los ojos se me llenaran de lágrimas. En frente de nosotras había un enorme gato negro, y detrás de él una puerta abierta.
Julia y yo nos acercamos a penas, para ver la habitación. La vieja dormía profundamente. Me tranquilicé mucho, si estaba dormida había menos posibilidades de que nos vea revisando en su casa.
La casa en si no tenía nada de especial. Cuadros con fotos viejas al igual que sus marcos, y una enorme escalera a la que las dos teníamos miedo de subir.
- ¿Qué hora es Ju? ¿Tenemos tiempo?
- No me vas a creer.
- ¿Por? ¿Qué hora es?
- Casi las nueve.
- ¿Me estás cargando?
- No Jude, no te estoy cargando.
- ¡Hay que volver pero ya!

Y sin pensar volvimos a la ventana, trepamos y salimos. No voy a escribir acá todo lo que me comí en mi casa por no haber prestado atención.
Además de que no me di cuenta de la hora, con todo esto del asesinato no me di cuenta de algo peor.
Mañana es navidad.

Nota de autor.

Mis disculpas por no haber subido ni ayer ni hoy, ni posiblemente mañana.
Abrí el documento para seguir escribiendo (Escribo primero en Pad) y quise seguir.
Pero con todo esto de navidad estoy tan tan enojada que no pude.
Estoy llena de bronca y no tira nada escribir asi.
Mejor cuando se me pase.
Mientras les dejo un adelanto;
No, mejor no.


Suerte, y espero que la hayan pasado mejor que yo. ♥

R. L.

Parte III

Escuchaba desde mi pieza como discutían en broma mi mamá y mi hermano.
Conmigo nunca era asi, siempre nos peleábamos de verdad. Ella siempre terminaba enojada y yo arrepentida de haberle discho alguna cosa.
Me llamaron a cenar. ¿Qué hacer en momentos como este? Odio cenar cuando no tengo hambre. Pero entonces mi mamá diría
- Oh Jude, debes comer algo cariño
- No madre, no comeré nada, pues tengo ganas de vomitar
O algo por el estilo. Bajé para que no sucda el diálogo anterior, me senté y empecé a comer, sin hablar con nadie, como de costumbre.
Estuve a punto de comentar sobre lo que había pasado hoy, pero supe enseguida que no me iban a tomar en serio. Lo mismo pasaba en mi novela.
Ella encuentra una nota en un vestido, lo comenta con la familia, la toman por loca, ella resuelve el misterio y les hace cerrar la boca a todos.
En fin, terminé lo poco que me sirvieron para comer y me fui a acostar.
Cuando sonó el despertador eran las 10 de la mañana. Pero yo tenía la impresión de haberme dormido hace a penas unos minutos.
Estaba de vacaciones. Me pregunté por lo menos 10 minutos para qué había puesto el despertador. Como sea, yo estaba muy inquieta como para seguir durmiendo.
Me levanté, me puse un vestido y busqué otra vez la bendita nota. La leí y la releí. La guardé en el bolsillo.
Ese día hacía demasiado calor. Genial para ir otra vez a la heladería ¿Pero dos días seguidos?
No tenía sentido, y la escacés de dinero me hacía terminar de convencerme de que tendría que ir directamente a la casa de la vieja de pelo blanco.
Llamé a Julia.
- Hola
- Hola
- Hola Ju, ¿Salís hoy?
- Si, ¿A vos te dejaron?
- No.. va.. si..
- No preguntaste.
- Si pregunto no me van a dejar.
- Si no preguntás no te vas a enterar.
- Ya me dejaron Julia, ¿Dónde nos vemos?
- No se, en la esquina de la casa de la vieja. Llevo la cámara, llevá la nota. Nos vemos.
Y cortó. Odio que me haga eso, me hace sentir mal, y me persigo pensando que hice algo que la hizo enojar.
Me pregunté qué hacer. Si preguntar o no. Si pedir permiso o no.
Bueno, no perdía nada. Si me dejaban salir salía. Y si no me dejaban.. Salía igual.
- Má, ¿Puedo salir con Julia hoy?
- ¿No tenés que estudiar vos?
- Si, más tarde estudio.
- Ya la viste ayer a Julia
- ¿Y qué tiene?
- ¿Otra vez la vas a ver?
- Si má, otra vez.
Me estaba empezando a molestar.
- Bueno.. No se Jude.. Vos no te portás muy bien.. Bueno andá, pero no vuelvas tarde.
No lo podía creer, una vez en la vida mi mamá hacía algo bien por mi.
Llegué y Julia ya me estaba esperando. Nos quedamos pensando si trepar otra vez a la ventana, o fijarnos si la puerta estaba abierta.
Ella me dijo que mejor por la ventana, si entrábamos por la puerta corríamos el riesgo de que justo esté la vieja ahí y nos vea.
Otra vez me colgué de la ventana. Por suerte era grande y me pude sentar.
- Jude, ¿Estás segura de que querés que entremos?
- No.. Pero ya estoy acá.
Me descolgué la mochila y la dejé de caer lo más cerca posible del piso, del otro lado. Como no estaba segura de que Julia pudiera subir sola la ayudé.
Cuando las dos estuvimos sentadas en la ventana saltamos.
Ni bien escuchamos el golpe de nuestros pies contra el piso, se escuchó el ruido de la puerta.
Me asusté tanto que me olvidé de la mochila en el piso, y Julia y yo nos escondimos atrás de un sillón verde y lleno de tierra.
Obviamente, era la vieja que entraba al comedor, pero salió de vuelta como si se hubiera olvidado de algo.
Entonces me di cuenta de que me mochila con el logo de Guns N' Roses seguía tirada en el piso. Dudé, pero la necesitaba conmigo.
Y a penas la levanté del suelo miré todo a mi al rededor. El sillón verde, la mesa donde había visto que dejó las cosas la vez pasada. En seguida me pregunté
si se habría dado cuenta de que le faltaba esa nota y la foto. La mesa tenía un cajón que no terminaba de cerrarse. Algo se lo impedía.
- Julia, fijate si viene la vieja que yo saco algo de la mesa y vamos a ver a otro lado.
- No toques nada, se va a dar cuenta.
- Es una vieja, si no se dio cuenta de que le faltaba una nota de suicidio no se va a dar cuenta de que le falta otra cosa. Además te juro que antes de irnos lo devuelvo.
Ella fue hasta la puerta y me dijo que no había nada.
Y saqué ese "algo" del cajón. Era un cuaderno, muy lindo como esos diarios íntimos de las películas. Leticia, decía la primera página.
Y en seguida llamé a mi amiga para salir de ahí.

Parte II

No sabía qué pensar... ¿Tendría que correr y decir, como en las novelas mexicanas -Oiga señora, se le ha caído esto, y no enterarme de qué quería decir esa nota? ¿Tendría que guardarla y no decir nada? ¿Tendría que cantar?
Ninguna me convencía. Miré la nota mil veces, hasta que la mano de Julia en mi hombro me sobresaltó.
-¿Qué tenés ahí?
-¡Callate! ¡Mirá lo que se le calló a la vieja!





- Si, que linda foto.
- Si si Julia, muy linda. Pero fijate en la nota.
- ¿Y qué querés que hagamos con esto Jude? No es cosa nuestra, yo que vos la dejo donde estaba y me voy.
- Dale Ju, no me digas que no tenés ganas de saber lo que es.
- Capaz no es nada
- Capaz que si.
- Yo que vos la dejo donde está.
- Bueno, está en mi mano ahora. Si no querés no hagas nada. Pero yo quiero saber.
- ...
- ¿Entonces?
- No me voy a meter... demasiado.
- ¡Te amo! ¿Por dónde empezamos entonces?
- Y no se... Vamos a seguir a la vieja.

Entonces Julia y yo salimos de la heladería. Distinguimos a la señora a pesar de que nos llevaba una cuadra de ventaja. Agradecí al macrocosmos de que sea tan lenta para caminar.
Nosotras la seguíamos de cerca pero disimuladamente. Por suerte no caminó demaciado.
Paró en una casa que parecía abandonada. Sucia y deteriorada. Convinaba con ella.
Entró.

- Y ahora qué hacemos?
- Y.. No se.. Vamos a buscar una ventana.

Había una como en la mitad de la pared, ninguna de las dos alcanzaba. Tuve que saltar, treparme y asomarme a penas.
No veía nada interesante. Ella dejaba sus cosas arriba de la mesa, y calentaba agua. Lo mismo que hace mi abuela.
Pensé que no valía la pena tratar de seguir aguantando colgada de la ventana. Asi que bajé.

- ¿Y? ¿Viste algo?
- No, nada importante.
- Entonces, ¿Qué hacemos?
- Me vas a querer matar... Pero yo digo que tendríamos que entrar.
- ¿Ahora?
- No, ahora no. Ya es re tarde, tengo que volver a mi casa. ¿Mañana podés salir?
- Tengo que preguntar, pero seguro que si.
- Bueno, entonces nos vemos mañana en la heladería.

Fuimos hasta la parada, tomamos el colectivo. Cada una se bajó donde debía.
A penas llegué a mi casa hice un saludo general y me encerré en mi pieza. Revisé todos los policiales que tenía, y cada vez la idea de encontrar a un asesino suicida me gustaba más.
Miré la nota y la foto. Y me di cuenta de que ninguna de las dos sabíamos en qué nos estabamos metiendo.